Como casi somos de Santander, el sector masculino de la familia, ante el estupor de los turistas, enfundados en sus abrigos, decidimos darnos un bañito “dos mares”, así que nos metemos primero en el mar del Norte y luego en el mar Báltico (lo del cartel de “no bañarse, peligro de yuyu” lo vimos después….)
Esa noche volvemos a ir a cenar al puerto, esta vez a pata y dejando la caravana en el camping, y finalmente cae la gran bandeja de marisco típica de la zona, en la que metemos las 8 manos.
Tras un regreso accidentado al camping, con tormenta incluida en el paseo, finalmente nos vamos a dormir a eso de las 00:30, que ya es tarde…zzzzZZZZzzzz.
2 comentarios:
QUE SUERTE TIENEN DE PODER DISFRUTAR DE TAN HERMOSOS PAISAJES!!!!
UN SALUDO ESPECIAL
ELINA
Vuestra constancia en hacer la crónica de una aventura por Dinamarca es digna de toda loa. Muchos escritores han hecho cosas parecidas, pero... Los detalles que habéis puesto son de lo mejorcito que se puede leer. Enhorabuena por el fondo y por la forma. Un estilo periodístico muy logrado. Esperamos las últimas entregas. Gabriela y pedrito tienen dónde aprender. De aquí a unos años que lo revisen... Julio
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