Tras un breve paseo, volvemos a nuestra casita, decididos a avanzar hacia Dinamarca todo lo que sea posible. Finalmente, tras una parada a comer bajo la lluvia en la frontera de Holanda con Alemania, hacemos una buena tiradita hasta llegar a Bremen, en cuyo camping nos alojamos. Allí encontramos coches de historia a escala natural (caravanas vintage, digamos…)
Mamá nos prepara una cena de 5 tenedores, con chuletillas de cordero que están de rechupete, y nos vamos a la cama pensando en la llegada a Legoland (que no tenemos ni idea de cómo estará, pero en las fotos parece un sitio de muerte… por lo menos para los niños).
Mientras cargamos las pilas de todos los gadgets de papá, vamos apagando el chiringuito, que ya es un pooooocoooo tarde…ZZZzzzzz.
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