Con el trote y el desgaste del día anterior hoy decidimos dedicar la mañana al relax (y a algunas tareas “sorpresa” que nos han surgido durante el viaje relacionadas con el trabajo), así que no salimos de ruta hasta por la tarde, y nos vamos a ver Modica, que quedó arrasada por el terremoto de 1693, reconstruyéndose después en estilo Barroco. (Hubo otras tragedias anteriores, pero quedaron borradas por la del S. XVII).
Empezamos viendo el Duomo, buen ejemplo de este tipo de arquitectura, y ubicada en la parte alta de la ciudad. Bajando xxxxmil escalones se llega al Corso Umberto I, preciosa avenida flanqueada por numerosos monumentos, como la iglesia de San Pietro, en la que nos retratamos de nuevo.
Pero además, Modica es conocida por sus chocolates, así que no nos lo tienen que decir muchas veces y nos metemos en una de las chocolaterías más clásicas de la ciudad, donde hacemos buenos acopios.
Provistos de viandas varias, nos volvemos a cenar a nuestro refugio-oasis de tranquilidad, que al día siguiente volvemos a la ruta.